“En martes, ni te cases ni te embarques ni de tu casa de apartes.” Es un antiguo refrán que demuestra que el miedo a este día de la semana en particular ha existido desde hace mucho tiempo. Y si lo juntan con el número 13, al que le atribuyen catastróficas cualidades, nos da la combinación perfecta para que supersticiosos y fóbicos no quieran ni levantarse de la cama.
Martes 13, un día en el que debes temer y andarte con cuidado si vives en alguno de estos países: España, Grecia, Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Colombia y, por supuesto, México. Aunque creo que aquí tenemos más arraigado el viernes 13 que nuestros buenos vecinos del norte nos heredaron. Por cierto, para aquellos con ascendencia italiana, también pueden marcar los viernes 17 en su agenda de malos augurios.
Pero vayamos por partes. ¿Por qué precisamente el martes?
La razón principal apunta al gran Dios de la guerra, Marte, y el planeta nombrado en su honor. Sí, de ahí viene el nombre. Le tenían tal pavor en la Edad Media, que no osaban pronunciar su nombre; en cambio, lo llamaban “el pequeño maléfico” y era aquel de la destrucción, la sangre y la violencia. Con ese apodo y semejantes atribuciones, ¿a quién no se le pondría la piel de gallina?
A esto, agréguenle que Constantinopla cayó un martes de 1453 y que la leyenda cuenta que fue un martes (13, por si fuera poco) el día que se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel.
Y ahora, ¿por qué 13?
¡Uf! Aquí tenemos mucha tela de dónde cortar. Como no tenemos mucho tiempo para leer ni espacio para publicar, les resumiré lo que las malas lenguas hablan de este numerito.
Para empezar, en la última cena, la de Jesucristo, había doce apóstoles y Jesús. No hace falta decir lo que sucedió al siguiente día. Ya que estamos en esto, a Judas, el traidor, se le considera como el número 13. Y en el Apocalipsis, capítulo 13, se habla del Anticristo y de La Bestia.
La cábala enumera 13 espíritus malignos, igual que las leyendas nórdicas. Precisamente, en una escandinava, se cuenta que hubo una cena de Dioses en el Valhalla y Loki, el espíritu del mal, el Dios del fraude y la mentira, fue el invitado número… sí, ése. Para los curiosos, esto fue “cristianizado” después, al decir que Satán (Abadón) era el treceavo ángel.
En el tarot el 13 se refiere a la muerte y la desgracia eterna y para otra vida. Y, por si todo esto fuera poco, las brujas viajaban en trecenas, al monte Blocksberg, en la noche de Walpurgis.
Sin embargo, la arrogancia humana no tiene límites. Ahí les va algo más actual para los incrédulos.
¿Alguien recuerda la misión del Apollo XIII? Pues fue lanzado el 11 de abril de 1970 a las 13:13 desde el complejo 39, el triple de 13. Y, ¿qué es lo que pasó? Que se desmayó. No, ya en serio. La misión fue abortada debido a una explosión durante el vuelo.
¡Alguien debería estar haciendo tributos y sacrificios para calmar la ira de esta espeluznante cifra! Ojalá hubiera más de esos optimistas y rebeldes (nunca faltan) que lo consideran de buena suerte. Así no tendríamos que vivir atemorizados por el calendario ni existirían palabras impronunciables como trezidavomartiofobia para darle un nombre al miedo irracional a este día.
Como sea, dudo que llegue el momento en que los aviones tengan fila 13 o los hoteles sean planeados con pisos o habitaciones marcadas con el número maldito. Yo, por si las dudas, ya saqué mi herradura y mi trébol de cuatro hojas. ¿Y ustedes?