La Luna no tiene placas tectónicas, como las tiene la Tierra. Por eso es que, mientras el interior de la Luna se ha ido enfriando durante los últimos cientos de millones de años, su superficie se está arrugando por esta reducción de tamaño. Y al no poseer ningún tipo de flexibilidad en su corteza, lo que está sucediendo es que se rompe. Esto ha creado acantilados escalonados que son llamados fallas de empuje, que es cuando una parte de la corteza se empuja hacia arriba y sobre otra sección cercana de la misma.

Algunos de los terremotos sucedieron mientras la órbita de la Luna se encontraba más alejada de la Tierra. Esto significa que la tensión de la marea de la gravedad de la Tierra podría haber contribuido al estrés que se generó en la corteza.
Los investigadores también notaron evidencia de actividad reciente en la fotos del orbitador, esto por deslizamientos de tierra y rocas en el fondo de parches brillantes. La superficie lunar se oscurece con el paso del tiempo, por su exposición a la intemperie y la radiación, por eso es que estos puntos brillantes indican áreas en donde se ha producido actividad reciente.
