Las fotos que fueron capturadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA muestran que la Luna está reduciendo su tamaño poco a poco conforme pasa el tiempo. Este encogimiento está provocando la aparición de arrugas en la corteza del satélite y terremotos.
La Luna no tiene placas tectónicas, como las tiene la Tierra. Por eso es que, mientras el interior de la Luna se ha ido enfriando durante los últimos cientos de millones de años, su superficie se está arrugando por esta reducción de tamaño. Y al no poseer ningún tipo de flexibilidad en su corteza, lo que está sucediendo es que se rompe. Esto ha creado acantilados escalonados que son llamados fallas de empuje, que es cuando una parte de la corteza se empuja hacia arriba y sobre otra sección cercana de la misma.
Este proceso es el culpable de que la Luna esté 50 metros más “delgada” en la actualidad. Y los terremotos están siendo producidos activamente a lo largo de las fallas por el encogimiento. Investigadores han vuelto a analizar los datos sísmicos para poder compararlos con las imágenes que han sido recopiladas por el orbitador.
Algunos de los terremotos sucedieron mientras la órbita de la Luna se encontraba más alejada de la Tierra. Esto significa que la tensión de la marea de la gravedad de la Tierra podría haber contribuido al estrés que se generó en la corteza.
Los investigadores también notaron evidencia de actividad reciente en la fotos del orbitador, esto por deslizamientos de tierra y rocas en el fondo de parches brillantes. La superficie lunar se oscurece con el paso del tiempo, por su exposición a la intemperie y la radiación, por eso es que estos puntos brillantes indican áreas en donde se ha producido actividad reciente.