La escasez de arena es una realidad aunque parezca algo difícil de creer para muchos. Y es que la demanda de arena crece año tras año.
Aparte de su uso para la construcción de carreteras y viviendas, también ha crecido su demanda para el uso en la industria del fracking, que usa arena junto a componentes químicos y agua para fracturar las densas formaciones rocosas que esconden el petróleo y el gas.
Como pasa con todos los recursos del planeta, esta fuerte demanda está superando a la oferta y encareciendo esta materia prima (que continúa siendo relativamente barata), lo que está fomentando la creación de grupos de furtivos que “cazan” arena en playas desiertas e incluso dentro del mar.
En Marruecos o el Caribe están desnudando playas enteras para extraer arena, que representa el 85% de la extracción de minerales a nivel mundial.
Las ciudades modernas se están levantado en y sobre arena. La mayoría de los materiales usados en la construcción están compuestos por este mineral. Y Asia se coloca como el mayor consumidor del mundo de arena. Sólo China supone la mitad de la demanda mundial en los últimos años.
También resulta importante el consumo de arena para ampliar las fronteras de los países que necesitan más espacio. Como ejemplo tenemos a Singapur, que desde los años 60 han ampliado su espacio terrestre en más de un 20% arrojando arena a sus costas.
Aunque se pudiera pensar que hay mucha arena en el mundo, pues los desiertos ocupan un 25% de la superficie terrestre, la realidad es que este tipo de arena no sirve para los usos que le dan en la construcción o fabricación de vidrio, porque es demasiado fina y suave, lo que la hace inservible.
Aunque la situación es preocupante, desde The Economist destacan que ya se están implementando nuevas técnicas para sustituir el uso de la arena en los procesos de construcción. Cada vez son más los países y empresas que reciclan el asfalto para crear nuevas carreteras, mientras que también se emplean otros materiales en la construcción de vivienda, como puede ser la madera.
Un tema más para preocuparnos por el mundo que nos estamos acabando. Es una lástima que no podamos encontrar alternativas ecológicas más eficientes y más rápido.