La contingencia ambiental es un término que se escucha mucho en la Ciudad de México, pero la realidad es que es un fenómeno provocado por nosotros mismos y nadie más, que nos afecta a todos de una manera irreparable. Y aunque en otros estados del país no hay un monitoreo de la calidad del aire, es importante que sepamos qué es y cómo nos afecta.
¿Qué es la contingencia ambiental?
Primero que nada. Una contingencia ambiental es un conjunto de medidas que las autoridades toman para proteger a los ciudadanos de algún área específica cuando la contaminación puede poner en riesgo su salud. Estas medidas pueden ser desde recomendaciones como no salir a la calle hasta suspender ciertos servicios públicos y privados. Dependiendo de qué tan mala es la calidad del aire existen varias fases.
Precontingencia
Ésta se declara cuando el aire es “muy malo”. Se suspenden actividades al aire libre y se restringe el uso de algunos vehículos. Además, se prohibe la quema de sólidos o líquidos al aire libre y la pavimentación o bacheo.
Contingencia Fase I
Aquí ya empieza la gravedad del asunto. El aire se clasifica como “extremadamente malo” y la salud de la población general puede verse afectada. Además de las medidas antes mencionadas, se suman otras como reducir la actividad industrial y el servicio de las gasolineras y empieza el monitoreo de los efectos en la población.
Contingencia Fase II
La calidad del aire sigue considerándose “extremadamente mala”, pero el IMECA (Índice Metropolitano de la Calidad del Aire) es mayor a 245 puntos. En esta fase se suspenden todas las actividades de oficinas públicas, escuelas, instalaciones culturales y recreativas. Los daños en la salud pueden ser graves.
Todas las fases duran 24 horas y siguen si el nivel de contaminación no disminuye. Sólo cuando el IMECA es menos a 150 puntos después de 24 horas de ser activada, la fase se da por terminada.
¿Cómo nos perjudica la contaminación?
Lo importante de todo esto es cómo nos afecta esta contaminación que puede alcanzar niveles “extremadamente malos”.
Aunque el ozono nos protege de los rayos del Sol, es nocivo para las vías respiratorias. Incluso respirarlo en pequeñas cantidades puede provocar lesiones pulmonares. Además existe el PM10, que son partículas principalmente antropogénicas: hollín, cenizas, polvo, etcétera. Agréguenle el monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de nitrógeno (NO2). Todos estos contaminantes pueden provocar complicaciones, enfermedades y envenenamientos cuando estamos expuestos a ellos, incluso en cantidades moderadas, durante lapsos cortos.
En la Ciudad de México es donde existe este monitoreo y contingencia ambiental, por eso su sistema de Hoy No Circula para los autos. Sin embargo, ya se sabe y se ve en las noticias a diario, que estas medidas, junto con tener encerrados a sus habitantes o prohibir actividades en ciertos sectores, son insuficientes.
La pregunta importante es, ¿cuántos estados más podrían entrar en una contingencia ambiental y no lo saben porque no existe este tipo de monitoreo?
La contaminación cada vez es más y cada vez se pone peor. Esto conlleva muchos riesgos en la salud que probablemente no notemos hasta que sea demasiado tarde, por no hablar de los cambios climáticos en los que muchos no creen. Ya se ha hablado mucho de un plan que sea realmente funcional para reducir éstos índices en todas las ciudades, lamentablemente, no ha llegado y no parece que llegará pronto.