Nacido el 23 de noviembre de 1883, José Clemente Orozco fue un muralista y litógrafo mexicano, graduado de la Escuela Nacional de Agricultura, aunque también estudió matemáticas y dibujo arquitectónico.
Desde muy temprana edad, José Clemente Ángel Orozco Flores se interesó por la pintura al conocer la obra de José Guadalupe Posada en una imprenta que estaba cerca de su casa. De él fue de quien aprendió sus primeras lecciones de color impulsándolo a trazar sus primeras figuras. Luego, Orozco se inscribió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos para tomar clases nocturnas de dibujo.
Sus primeros trabajos eran litografías de la vida indígena, después fue que logró perfeccionar su técnica al interesarse por la pintura mural. Su primera exposición fue en la librería Biblos de la Ciudad de México en 1916. Al año siguiente se fue a Estados Unidos donde vivió en San Francisco y Nueva York, pintando murales para tres escuelas. En la New School for Social Research de Nueva York pintó un fresco sobre yeso húmedo siendo el primero en su tipo que se realizara en la ciudad.
En 1922 se unió a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en el sindicato de pintores y escultores, donde intentó recuperar el arte de la pintura mural con el patrocinio del gobierno. Realizó obras para muchas instituciones, incluyendo las gubernamentales, y en diferentes edificios emblemáticos, además fue miembro fundador del Colegio Nacional y junto con Rivera y Siqueiros, integró la comisión de pintura mural del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Su obra está enmarcada en el conocido grupo de muralistas mexicanos, quienes se anticiparon a las tendencias neorepresentativas o neoicónicas que se dieron hacia 1960.
A diferencia de Rivera y Siqueiros, el retrato de la condición humana de Orozco es apolítica, interesándose más en valores universales antes que nacionales. En su afán por lograr fuertes efectos emotivos dio a sus obras simplicidad de línea y color, además de una audaz interpretación de motivos contemporáneos y valores sociales.
Su estilo es de carácter expresionista, ligado a las viejas tradiciones artísticas mexicanas, con un dinamismo violento.
“Orozco fue un pintor comprometido con las causas sociales, en las que plasmó un realismo ferozmente impresionante. Para él, el muralismo es la forma más desinteresada de hacer arte, porque no puede hacerse de ella un uso particular, sino que tiene una trascendencia social. Es, por lo tanto, el arte más puro y derecho para que el pueblo lo vea y lo confronte.”
José Clemente Orozco murió el 7 de septiembre de 1949 en la Ciudad de México, mientras trabajaba en los primeros trazos de un mural en el edificio multifamiliar Miguel Alemán. Fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México.