Utilizando una parte de la gran cantidad de datos que se generaron a partir del terrible terremoto de Tohoku, en el 2011, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación de Terremotos de la Universidad de Tokio, hizo un descubrimiento que puede resultar de gran importancia en el futuro de la detección temprana de sismos. Esto junto con el documento que leyera el profesor Shingo Watada sobre física, que aparentemente no tendría nada que ver, pero donde se menciona la posible utilización de gravímetros para detectar sismos, estos son sensores que miden la fuerza de la gravedad local.
“Si tenemos suficientes datos sísmicos y gravitacionales de la época y colocamos un gran terremoto, podríamos aprender a detectar terremotos con gravímetros y sismómetros. Esta podría ser una herramienta importante para futuras investigaciones de fenómenos sísmicos.”La teoría del nuevo método dice que los movimientos de placas tectónicas generan ondas sísmicas de entre seis y ocho kilómetros por segundo y estas transmiten energía a través del suelo que alteran la densidad del material en la superficie. Estos materiales que se hacen más densos imparten una atracción gravitatoria ligeramente mayor que el material menos denso. Entonces, a medida que la gravedad se propaga, los gravímetros sensibles pueden captar estos cambios de densidad antes de que llegue la onda sísmica que los provoca.
El objetivo del equipo es crear una red del sistema de alerta distribuido alrededor de regiones con actividad sísmica que pueda crear una alerta de hasta 10 segundos antes de que lleguen las primeras ondas de un epicentro que se encuentre a 100 kilómetros.