La ciencia ha presenciado un día histórico, ya que la sonda Paker de la NASA se ha convertido en la primera nave en la historia en lograr entrar a la atmósfera del Sol y salir de la misma sin daños.
Durante la misión, la sonda Parker consiguió detectar picos extraños en el viento solar, donde las partículas se aceleran y cambian la dirección que tiene el campo magnético del viento.
Durante su recorrido, también se observó que el viento gira más rápido de lo que se esperaba alrededor del Sol. Esto sugiere que la idea que tenían los científicos sobre la ralentización de la rotación de las estrellas conforme envejecen podría ser errónea.
Además, se descubrió que las ráfagas de viento son grupales y parecieran tener una estructura coherente. Las razones de esto podrían ser que el Sol genera un campo magnético que indica por dónde van las partículas y las acelera. Este camino de partículas tiene forma de S, así que los electrones y protones no van en línea recto, sino siguiendo estas eses, mientras aceleran en su camino a nuestro planeta.
La misión principal de la sonda es entender por qué las capas más superficiales de la atmósfera solar son capaces de alcanzar el millón de grados centígrados, cuando en lugares más profundos de la estrella sólo llega a los 5 mil grados. Para que se logre este objetivo, la Parker gira alrededor de la estrella acercándose más cada vez.
Durante el mes de septiembre, la sonda logró la mayor cercanía y el próximo gran acercamiento se espera que suceda en enero. Según Sarah Gibson, física solar del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, “…estamos observando en un régimen del que solo hemos especulado antes”.
La sonda Parker mide 3 metros de altura y pesa 65 kilogramos. Cuenta con un escudo térmico que siempre está de frente al Sol y que puede soportar temperaturas de hasta 1,400 grados.