Según historiadores, la quema de Judas está relacionada con “Las Fallas de Valencia”, que es una costumbre con origen turco fomentada en la Península Ibérica y que fue traída a tierras mexicanas luego de que sucediera la conquista.
Dentro de los orígenes de la Quema de Judas existe una versión donde se dice que es una representación, ideada por los evangelizadores de la época, de Judas Iscariote, personaje que vendió a Jesús por unas cuantas monedas. En otra de las versiones se asegura que la tradicional quema en realidad nación cerca del siglo VII a modo de parodia de las ejecuciones que se realizaban por parte del Santo Oficio de la Inquisición.
Sea como fuere, es un hecho que desde hace décadas esta tradición es una de las que más arraigadas está en nuestro país y sin duda una de las que más llama la atención a locales y turistas durante los festejos de la Semana Santa.
Los llamados cartoneros son los artesanos responsables de elaborar los Judas que se queman durante la festividad. Aunque en la actualidad la tradición ya no abarca solo imágenes de Judas Iscariote, sino también diablos y personajes no muy queridos por la comunidad. Los diseños de cartón son muy variados y coloridos fomentados por la creatividad de cada artesano.
Respecto al valor de esta tradición, incluso Diego Rivera tuvo algo que decir en una ocasión:
“…el valor plástico de los Judas es enorme, es indudable que como objeto plástico, expresión conjunta de estructura, forma y color, en el arte del México actual, son indudablemente lo más valioso.”