Los esfuerzos para tener sociedades más inclusivas para la mujer, además de ser lo moralmente correcto, representan la inversión más inteligente que puede hacer la región.A la fecha, solo 57% de las mujeres en edad de trabajar participan en el mercado laboral regional, un marcado contraste en comparación con el 82% de los hombres. La igualdad de género promueve la reducción de la pobreza y la desigualdad, se traduce en mejores oportunidades para la próxima generación, hace que las instituciones sean más representativas y avanzan las perspectivas para todos.
A pesar de que América Latina ha progresado en los últimos años, existen brechas que, aunque no se amplían, tampoco se reducen y que para eliminarlas llevará años, si no décadas, como muestra el reciente informe “Mujer, Empresa y el Derecho” del Banco Mundial.
Este es el panorama de la inclusión económica de la mujer en la región: