El pasado viernes 22 de febrero, cerca de la desembocadura del río Amazonas en la isla de Marajó, Brasil, fue descubierto el cadáver de una ballena jorobada de ocho metros de longitud. El descubrimiento ha sorprendido a todos, y no sólo por el hecho de que uno de estos animales sea encontrado a media selva, sino también porque esta época del año todas las ballenas de esta especia se encuentran en el Antártico a miles de kilómetros de distancia.
La asociación Bicho D’água mandó a diez biólogos para la investigación del caso y se descubrió que la ballena es una cría de un año de edad aproximadamente. Esto puede dar un poco más de claridad al asunto, ya que durante el invierno, estas ballenas nadan frente a las costas de Brasil para luego migrar hacia la Antártida conforme se acerca el verano.
La teoría que más concuerda con lo encontrado es que esta cría se separó de su madre y no pudo volver con el grupo, perdiéndose. Posteriormente vendría la muerte del animal y el viento y las olas debieron ser los responsables de llevarlo hasta la selva, a quince metros de la costa.
Lo que queda por resolver es la causa de la muerte. Existen varias posibilidades entre los científicos que acudieron al lugar; que el animal quedó enredado entre la vegetación submarina de los manglares, que pudo haber ingerido plástico, y la causa principal de muerte no natural de estos animales que suele ser enredarse en redes de pesca o el impacto de un barco, aun cuando el animal no mostraba signos de lesiones. Ya que se realice la autopsia, esta pregunta será respondida.