No es una novedad que las colillas de cigarro son un grave problema de la contaminación a nivel global. De acuerdo a cifras de la UNAM, en México son desechadas 50 mil millones de colillas al año y otros 6 millones de millones son arrojadas al suelo y agua con sus respectivas consecuencias como que se tapen los drenajes. Es importante decir que una sola colilla de cigarro puede contaminar hasta 50 litros de agua, pues están diseñadas para retener sustancias tóxicas y potencialmente cancerígenas como el alquitrán.
Leopoldo Benítez es un exalumno de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM y fue quien ideó la manera de utilizar las colillas en un proceso por el cual éstas pueden ser convertidas en celulosa destinada a la elaboración de papel.
“Me percaté que las colillas estaban por todos lados: jardines, playas, pasillos, y hasta en las tarjas de los laboratorios; entonces pensé en cambiar el material del que están hechas, porque tardan hasta 12 años en degradarse. Además, aunque es un problema importante, mucha gente no está consciente de ello, no sabe que se trata de un residuo muy dañino para la salud y los ecosistemas.”
Leopoldo Benítez
Explicó que por cada tonelada de colillas procesadas se podría evitar la tala de 14 árboles.
“Trituramos o molemos con agua la colilla tratada (un mililitro por cada una), sin contaminantes, y obtenemos algo similar a la pulpa de la celulosa. Con las colectas que hacemos en bares, restaurantes o lugares específicos, conseguimos cerca de 15 kilogramos de colillas por semana.”
“…hongos basidiomicetos que crecen sobre los árboles y deterioran la madera. Mi hipótesis fue que podrían hacer lo mismo con colillas, que también están hechas de celulosa.”
Leopoldo Benítez
Por el momento, Benítez solo elabora pulpa de celulosa lo cual ya es un gran avance pues nuestro país no tiene capacidad de producirla a gran escala, por lo que tiene que importarla, principalmente a Estados Unidos.